Desamor |
Te diría que te quiero si no fuera por una razón, el dolor. Tiemblo
sólo de pensar que hayamos vuelto a hacerlo, que hayamos quemado demasiado deprisa
lo único que quedaba entre nosotros, que el amor de ese recuerdo ardiera anoche
entre la pasión y las sábanas blancas.
Temo que esto se convierta en el fin de la hoja de nuestra
historia, que entonces, por inexperiencia o inocencia, dejamos incompleta.
Los sentimientos no pueden desvanecerse de la misma forma en
la que aparecieron. Tiene que quedar algún rincón, alguna habitación cerrada
donde se encuentren escondidas todavía aquellas palabras, aquellas caricias,
aquella ternura, aquella mirada, tú mirada...
La mirada gris del amanecer me acompañará cuando me
despierte de repente y vea que no eres tú la aquella con la que se engañaron
mis ojos, que no son tus caricias las que creía estar sintiendo como si
fuéramos los dos únicos seres racionales en este mundo y no son tus desdichas
las que puedo ayudar a solventar en este caminar uno al lado del otro, a
diario, en este universo.
Las pasiones se han diluido, las ilusiones rotas, los
propósitos de un día se quedaron en la vía, mientras el corazón tan roto sangra
por todas partes y te sientas a morir, mientras duele hasta el semblante.
Cuantas batallas perdidas aunque fueran ganadas un día,
cuanto amor tirado por el desagüe aunque amases cinco vidas, que poco quedó de
ti que eras tan conocida, ahora cuando te pienso, pienso en abrazos vacíos,
desnudos de corazón y helados de melancolía.
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